lunes, 4 de mayo de 2009

Historia de un carbonero

El 27 de mayo de 2007 anillé en su nido (la caja 9 de la estación de Ledanca) a un pollito, con el que posteriormente hemos ido contactando a lo largo de su vida y en diversos momentos. Unos meses más tarde volvimos a cerciorar su presencia en la zona y su fuerza para sobrevivir en esos difíciles momentos del inicio de su peripecia en nuestro planeta; el 2 de septiembre cayó en una de nuestras redes durante la campaña de migración otoñal y posteriormente el 11 de noviembre volvió a visitar nuestras redes, en esta ocasión para saber ya que se trataba, según el plumaje, de un machote. Se acabó la campaña de migración postnupcial y empezamos con la invernal, donde volvimos a recapturarlo el 9 de diciembre en una de nuestras redes, confirmando que estaba físicamente muy bien. En el inicio de la primavera del año pasado, muy felizmente le volvimos a controlar en el mismo lugar y en perfectas condiciones después del duro invierno, y más por esas tierras alcarreñas. Pues bien, el sábado 25 de abril del 2009, y mientras visitaba las cajas-nido, fue encontrado muerto de forma violenta en la caja número 7 de la estación de Ledanca. El desenlace de esta historia refleja como la competencia por el espacio, más aun en hábitats carentes de hoquedades naturales para nidificar, puede provocar incruentas peleas e incluso la muerte; me apenó, pero es la ley de la vida. Creo, y si no que me corrija alguien, que es el anillamiento local más fructífero que hemos tenido hasta el momento y el que nos ha dejado un historial más largo. Le anillamos como pollo en nido y le hemos seguido durante tres años y ya como reproductor. Su nombre era carbonero común y la anilla 2A153734.
Adiós amigo
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juvenil de carbonero común (Parus major)

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